4 de noviembre de 2024
Tras una última plenaria que se extendió hasta el sábado, con casi 24 horas de discusión para cerrar los últimos acuerdos que quedaban sobre la mesa, el sábado finalizó la COP16 de Biodiversidad, realizada en Cali, Colombia.
Y lo hizo alcanzando valiosos acuerdos, como la creación – tras ocho años de negociaciones- de un marco para identificar y actualizar las áreas oceánicas cruciales para la salud de los océanos, una decisión ligada a las Áreas Marinas Ecológicamente o Biológicamente Significativas (EBSA, por sus siglas en inglés) y que son definidas por la CBD como zonas del océano donde “de un modo u otro se cumplen funciones importantes, con un significado ecológico y biológico claves para el buen funcionamiento de los océanos y los numerosos servicios ecosistémicos que prestan”.
El acuerdo –seguido de cerca por la Ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, en su rol de Champion para temas de biodiversidad marina- fijó a las EBSAs ya estudiadas como base científica para las medidas de conservación, restauración y gestión de los ecosistemas marinos que se esperan generar, una acción clave para cumplir con la Meta 30×30.
Pero también se cerraron otras negociaciones de último momento, como la creación del “Fondo Cali”, que distribuirá los beneficios económicos que se obtienen del uso de información digital de secuencias sobre recursos genéticos (DSI, por sus siglas en inglés), que son las secuencias de ADN de un ser vivo y que permiten entender, por ejemplo, por qué una especie puede vivir en un ambiente extremo. De esta discusión, la ministra Maisa Rojas fue facilitadora en la pasada COP15, pavimentando el camino para lo que en Cali se alcanzó.
Otra histórica negociación que durante años han levantado los pueblos indígenas y que en esta COP fue priorizada por la presidencia fue la creación de un órgano subsidiario del Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD, por sus siglas en inglés) para implementar el artículo 8j sobre conservación de los conocimientos tradicionales de pueblos indígenas y comunidades locales. En esta misma línea, también se alcanzó el reconocimiento de los afrodescendientes como protectores de la biodiversidad.
La histórica inclusión fue una negociación priorizada por la presidencia de la COP, por lo que su éxito fue aplaudido por todo el plenario. Ahora, las comunidades locales y los pueblos indígenas serán un grupo de trabajo permanente en las negociaciones del Convenio y, además, serán asesores de la Secretaría, tal como los órganos de Implementación y el de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico.
Además, la ministra Rojas continuó impulsando a los países a adherir al Acuerdo sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (BBNJ, por sus siglas en inglés), que requiere la ratificación de 60 países para que entre en vigor: ya van 16. Lo hizo anunciando la iniciativa First Movers, que lidera Chile y está integrada por Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Nigeria, Palau y Seychelles.